jueves, 17 de julio de 2014

Reportaje fotoperiodístico artístico

Más que dibujos 

El proceso de elaborar un cómic requiere varios pasos que, a su vez, precisan de paciencia, herramientas y, sobre todo, mucha imaginación


Paul Caballero es un ilustrador que, junto a Carmen Villanueva, ha publicado varios libros para niños. Para él, ilustrar es el oficio y dibujar comics es una afición. Sin embargo, una afición que quiere que se convierta en su sustento de vida. De momento va por buen camino, ya que está trabajando en su propio proyecto independiente junto a un amigo guionista. 

Lo primero consiste en pasar los bocetos a un dibujo más “aceptable”. Mediante reglas y lápices de color azul o rojo se van desarrollando los dibujos que luego darán vida a una historia. Después, una vez conforme con ellos, se pasarán a tinta en negro.

En el caso de Caballero, usa mucho el negro, lo considera su estilo personal.

Para poder calcar los dibujos de azul a negro hace falta una pantalla de luz



Para colorear, Caballero utiliza programas de ordenador. El proceso manual es la parte "más aburrida" de dibujar un cómic y requiere mucho trabajo y paciencia.



Caballero, desde niño, ha sido un fan del dibujo. Empezó copiando la serie de Son Goku. Después, tras dejar Derecho al tercer año, empezó Bellas Artes y aprendió mucho más del arte tradicional. Una vez acabados esos estudios, Caballero fue a Madrid donde estuvo otros tres años en la Escuela Superior de Dibujo Profesional.
Tras volver de Madrid, tuvo la suerte de encontrarse con que unas amigas de su tía estaban trabajando en una colección de cuentos para niños y requerían un dibujante. Estuvo dos años trabajando en esos cuentos. Según él: “el trabajo más gordo que he tenido”.

El proyecto en el que está trabajando ahora “Far away Johnny” trata sobre una historia maquiavélica de vaqueros en donde la soledad acompaña siempre al personaje. Trabaja con otro compañero, que es guionista. 

El proceso es el siguiente: él pone el guión a cada página, después le explica a Caballero lo que quiere y cómo lo quiere y éste lo realiza con su estilo y de la mejor manera que puede y la que “mejor ha entendido”. Un cómic que va tomando forma poco a poco y que desarrolla una trama de soledad e interés humano. 


Con Carmen Villanueva como autora del texto y él como ilustrador, se han publicado varios cuentos infantiles para niños con problemas de comportamiento. Si se tiene en cuenta que en hacer una página de ilustración se tarda entre 10-12 horas, podemos entender que tardaran dos años en acabar todos sus cuentos.  






 
Ahora está trabajando, aparte de en el proyecto de “Far away Johnny”, en un cuento infantil, pero con un cambio: también lo está escribiendo él. Un objetivo ambicioso, sin duda. 








En cualquier caso, detrás de cada dibujo hay más que un boceto, un color o una pantalla de luz; hay vida y parte del autor, un autor como Caballero, para quien todo esto es también más que un oficio: es vivir su vida. Para él, los cuentos ya escritos han ayudado a niños que lo necesitaban y esos cómics por publicar contarán historias que agradarán a cualquier lector, y eso, ayudar y contar historias, es lo que le llena. 












Otras fotografías: 









Links de interés: 

Blog de Paul Caballero



martes, 15 de julio de 2014

Reportaje fotoperiodístico de denuncia


Los rincones olvidados de la Margen Derecha 

Los edificios ruinosos abundan en esta zona y pueden suponer un peligro para sus ciudadanos

La Margen Derecha es la zona residencial por excelencia de Bizkaia, cuyo estereotipo de grandes lujos y gente adinerada se expande por todo el territorio... Sin embargo, hay rincones que muchos no imaginan. Rincones ruinosos y a la vez peligrosos para cualquiera que pasee por ahí. Unas ruinas a las que sistemáticamente contribuye el ser humano, haciendo un vergonzoso alarde de su poco respeto hacia los edificios históricos: graffitis, plásticos y todo tipo de basura acompañan siempre a los lugares abandonados que una vez significaron algo en Bizkaia. 




Fábrica de Berango 



Arana Bidea, en las naves industriales donde se encuentran comercios de reparación de coches y materiales de construcción. La empresa más llamativa: Elmet, una metalurgia fundada en 1991. A esta empresa pertenecen las dos chimeneas descuidadas y con rajas que una vez fueron orgullosos mástiles de una antigua fábrica de principios de siglo asentada en ese mismo emplazamiento. En cualquier momento pueden derrumbarse y la única medida preventiva es un cartel de “prohibido el paso”.  

Casa del barrio de Moreaga



En el barrio Moreaga de Berango se encuentra una casa de principios del siglo XIX, en su día, visiblemente señorial. Hoy, los de siempre se dedican a pintar sus paredes, y a menospreciar su valor histórico.

El Ayuntamiento, a falta de un proyecto, se ha encargado ya de tapiar puertas y ventanas y de pintar por encima esos graffitis, pero no de evitar que las hierbas trepadoras se vayan adueñando del palacio, alimentando así la ignorancia de aquellos que no ven más que una casa estropeada por el tiempo en la que aplicar sus “habilidades” y volcar sus frustraciones. 


Bidegorri Bidea 

Al lado del Bidegorri Bidea se ve lo que una vez fue una casa en el campo. Hoy se ha convertido en un edificio ruinoso al lado de un camino para bicicletas por el que pasean caminantes todos los días. La proximidad de esta ruina con los transeúntes podría tener malas consecuencias si, en un día de lluvia y fuerte viento (muy frecuentes en Bizkaia), cualquier trozo de cemento cayera en la cabeza del que pasa o curiosea por allí en ese momento.


Caserío Gorrondatxe 




El caserío de Gorrondatxe. Al lado, de nuevo, de la carretera a la que da nombre. Aunque éste no supone un peligro, y es uno de los pocos caseríos que quedan en la zona y dotan a Bizkaia de un pintoresco paisaje, de nuevo, es víctima del poco respeto a los símbolos que identifican a la antigua Bizkaia, repleto como está de graffitis, además, poco artísticos.

Caserío Zientoetxe 


Zientoetxe Errepidea, al lado del colegio Azkorri. Otro caserío que lleva abandonado desde los años 80, aunque no del todo. He ahí lo curioso de este lugar: una mitad está derrumbada hace apenas un año, y la otra no, aunque dado su aspecto no parece que vaya a tardar en caer también. Y junto a esto, se encuentra una huerta muy bien trabajada y gente que pasa sus tardes de verano haciendo barbacoas en un jardín bien cuidado. Acto temerario, por cierto. Nunca se sabe cuándo esas piedras, en las que se sostiene el caserío, cederán.    
 


 Arzubiaga



La llamada popularmente "Casa Monster", cerca de Ubao Bidea, anteriormente pertenecía a la familia de los Villa-Aldekoa, de Algorta. Se construyó en el año 1942, encargada por Francisco Aldekoa y Uriarte con intención de que fuese una explotación agrícola, según cuenta su nieto Jacinto Araluce.
El arquitecto, Rafael Garamendi, murió sin terminarla. Del remate final se encargó uno de los propios Aldekoa.
Esta casa fue desocupada en el año 1965 debido a la jubilación de los que la explotaban. En los últimos tiempos, ha sufrido la presencia de ocupas y, sobre todo, de jóvenes que se dedican a encender fuegos en la chimenea, pintar la casa, mancharla con plásticos y a jugar con pistolas de aire comprimido.
Hubo, en su día, algún intento de urbanización por parte de los herederos, pero el Ayuntamiento de Berango sentenció que no era una zona urbanizable, por tanto, esa casa histórica queda en el abandono para que cualquiera la pueda violentar a sus anchas y, como hasta ahora, la destroce sin dedicar un  mero pensamiento a su valor. 

Búnker de la Galea


El búnker de la Galea en su día pertenecía a una batería de costa cuya función durante la guerra consistía en mantener alejados a los barcos de la marina franquista. En resumen, historia pura y dura que algunos jóvenes se dedican a destrozar. 
En este caso, es todavía peor ya que ahí se organizan fiestas nocturnas a las que asisten chavales a hacer botellón y a drogarse. Después, cualquiera que pasea a las 11 de la mañana por allí (familias con niños, señores mayores, gente con perros...) se encuentra a borrachos tirados que parecen más bien zombies y una acumulación de bolsas de plástico, botellas de alcohol vacías, preservativos usados y otros desperdicios del estilo que “ya se encargará de recoger quien sea”, como ironiza un paseante frecuente de la zona, Jose Aguirre.

La parte de abajo del búnker. Los charcos: una combinación entre orina, alcohol y agua  


Una reconstrucción de lo que puedes encontrarte una mañana de fin de semana cualquiera

Atxekolanda  



Atxekolanda, situado en el muelle de Arriluce de Getxo, es obra del arquitecto Ricardo Bastida. La familia Echevarrieta lo mandó construir en 1918 y convirtió a estas galerías en un lugar de recreo donde asistía, de vez en cuando, el propio rey Alfonso XIII. Tras su abandono, varias han sido las intentonas del Ayuntamiento de Getxo por darle una utilidad. Sin embargo, esta maravilla arquitectónica e histórica sigue abandonada y cayéndose a trozos.

La empresa de ingeniería SENER quiso destinar 12 millones de euros para su reparación, pero el ayuntamiento, una vez más, se ha interpuesto y dice que tienen visitas guiadas planeadas para el muelle, sin embargo, ahí sigue sin tocarse, al igual que el resto de edificios que se han nombrado.




Son los casos que hemos expuesto ejemplos de desidia, decadencia, burocracia o impotencia, pero todos ellos dañan la sensibilidad de quienes sienten respeto por la historia y por los esfuerzos de quienes en el pasado dedicaron ilusión y esfuerzo por construir algo. Y, lamentablemente, son también una muestra elocuente de la falta de cultura y educación que aún padece esta sociedad que, en medio de un entorno aparentemente privilegiado, aún tiene mucho que mejorar.