Ficha técnica:
Dirección: Jordi Frades
Producción ejecutiva: Jaume Banacolocha
Intérpretes: Michelle Jenner, Rodolfo Sancho, Pablo
Derqui, Bárbara Lennie, Pedro Casablanc , Ginés García Milán, William Miller,
Ramón Madaula, Víctor Elías.
Guión: Javier Olivares, Joan Barbero, Jordi Calafi, Pablo
Olivares, Salvador Perpiñá, Anaïs Schaaff
Género: Drama histórico. España, siglo XV.
Duración: 25 episodios
La serie “Isabel” -buque insignia de
la producción propia de la 1 de TVE- procura mantenerse cerca de los
acontecimientos históricos que jalonaron el reinado de los Reyes Católicos, con
las lógicas licencias de una serie de ficción. Y lo logra razonablemente. Sin
embargo, el resultado final se ve mermado por el escaso esfuerzo de producción
en lo que se refiere a decorados y figurantes.
En efecto, frente a cadenas como la
BBC, donde tienen por principio cuidar al máximo las localizaciones e invertir
cuanto sea necesario para dotar de realismo a los escenarios, en España -será
por la crisis- para el espectador avezado llega a formar parte de su
entretenimiento detectar, episodio tras episodio, las carencias del atrezzo.
La imaginería popular, la grandeza
con la que se nos ha presentado siempre a Isabel y Fernando, chocan en esta
serie con la presentación de una corte de un tamaño ridículo. La Sala de
Audiencias y los aposentos de sus majestades no son más grandes que el comedor
de los Alcántara en “Cuéntame cómo pasó”. Por el palacio del rey deberían pulular
nobles con elegantes ropajes y la altivez propia de su condición tatuada en el
cuerpo. En cambio, no solemos ver más de cinco o diez personajes en la misma
escena… Excepto en el campamento de guerra, donde el poderoso y
temible ejército de los Reyes Católicos, que culminó la expulsión de los mucho
más cultos y avanzados árabes de la península, es representado por no más de 20 o 30 caballeros, lo que en todo caso da muestra risible de la increíble pericia
guerrera de Doña Isabel de Castilla y Don Fernando de Aragón.
A su vez, en el momento en el que vi
aparecer a la veinteañera actriz Michelle Jenner en pantalla con ese vestido
blanco y sus ojos serenos, pensé que la serie iba a gustarme. Lástima que el
pueblo que se postró ante ella para mostrarle su admiración y respeto ante
tamaña belleza y majestad no constara de más de 50 personas desharrapadas. Sin
contar con que la actriz muestra una notable habilidad para mantener el mismo
tono de voz en las situaciones de enfado, en las de alegría, en la intimidad de
su alcoba o en las audiencias reales.
En defensa de la serie, he de decir
que no todos los actores carecen de sangre en las venas: de hecho, únicamente
atribuiría este defecto a la reina -lo que no es poco llamándose la serie “Isabel”-
y a su hermano Alonso, representado por el antiguo actor de Los Serrano, Víctor Elías. Eso sí, como
hermanos, tal para cual.
El resto se salvan, destacando por
encima de todos el actor Ginés García Milán, que retrata magistralmente al
manipulador y malvado Juan Pacheco. Y Pedro Casablanc, que encarna de manera
exquisita al inteligente Arzobispo Carrillo, consiguiendo ambos una
verosimilitud en sus escenas que consiguen embaucar al espectador.
También ayuda a la dignidad de la
serie que en los 25 capítulos emitidos hasta ahora, que abarcan el período que
discurre desde la juventud de la reina Isabel hasta su coronación, pasando por
su matrimonio con Fernando de Aragón y las guerras civiles, el rigor histórico es razonable, teniendo en
cuenta que no se trata de un documental. Para comprobarlo, no hace falta más que ver las escenas morbosas que dan el imprescindible toque de erotismo que
requiere toda serie de ficción que se precie.
Pero, grosso modo, los hitos
principales de esta parte de nuestra historia quedan adecuadamente reflejados
en la serie: los Reyes Católicos desempeñaron su reinado, al igual que muchas
monarquías a lo largo de la historia, rodeados de engaños, estrategias,
consejeros hábiles, ambiciosos estúpidos, rencillas, batallas, conspiraciones e
influencias, lealtades y traiciones, derrotas y victorias que, capítulo a
capítulo, se han ido reflejando para darnos una idea cabal de la vida en la
corte y en la España de la época, manteniendo la tensión necesaria en la trama.
Todo ello, además, acompañado de manera
impecable por una acertada banda sonora interpretada por el propio Coro y
Orquesta de RTVE.
Lástima que los aposentos de los
reyes sean pequeños para monarcas, que todo esté demasiado limpio para la
época, que los efectos digitales de los castillos no engañen a nadie (ya
podrían tomar nota de “Juego de Tronos”: ¡eso sí que son efectos digitales!). Y
la iluminación… se nota que detrás de todo ello hay focos más grandes que el
castillo de Enrique IV (aunque eso no sería muy difícil, visto el tamaño). Pero
¿qué se podía esperar de una serie que está limitada de presupuesto? Afortunadamente, al menos el vestuario es
impecable y justo representante del siglo XV español. Punto positivo, sin duda.
No es de extrañar que se haya expuesto en El Museo del Traje de Madrid. El
diseñador Pepe Reyes puede estar orgulloso.
En
definitiva, con sus defectos y virtudes, la serie “Isabel” se deja ver y nos
muestra de manera entretenida y novelada una parte apasionante de la historia
de España. Y, además, podemos jugar mientras la vemos a detectar y criticar las
carencias de atrezzo. Dos entretenimientos por el precio de uno.
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