domingo, 10 de marzo de 2013

Reportaje "El caso Margüello"


El Caso Margüello: lo que los medios no dijeron

Una sucesión de sentencias desmiente las acusaciones

            Acusaciones de irregularidades, de prevaricación, de quebranto económico, de “trama de corrupción”, incluso de financiación ilegal de partido… Todas ellas salieron a la luz de forma abrupta en mayo de 2009, se prolongaron en el tiempo y acabaron dando pie a la creación de una comisión de investigación en el Parlamento Vasco, con el objetivo de aclarar los hechos y señalar a los responsables del llamado “Caso Margüello”.      
            Durante todo este tiempo, fueron casi inexistentes los testimonios de las personas acusadas de los hechos denunciados. Mientras, sin embargo, proliferaban las filtraciones de informes acusatorios y las declaraciones de responsables políticos, particularmente del PP y del PSE, que sistemáticamente daban por ciertas todas las acusaciones. Lo denunció el propio Ararteko (Defensor del Pueblo vasco) en su resolución de 5 de julio de 2010.
            Sin embargo, casi cuatro años después, se empiezan a suceder dictámenes judiciales de los juzgados de lo penal, de la Audiencia Provincial de Bizkaia y del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que rechazan dichas acusaciones: ni prevaricación, ni subidas escandalosas e ilegales de tarifas, ni quebranto económico, ni trama.
            Hablan los testimonios que no tuvieron una tribuna pública, o dicho de otro modo, lo que los medios no dijeron entonces ni han dicho todavía.

         11 y 12 de mayo de 2009: recién producido el relevo del Gobierno, tras el pacto del PP y el PSOE, Rafael Bengoa Rentería toma posesión de su cargo como Consejero de Sanidad y empiezan a publicarse informaciones en El Mundo del País Vasco que alertan sobre lo que, presuntamente, podría ser una trama de irregularidades en la gestión de Osakidetza en relación a los contratos con un grupo específico de empresas vinculadas, al parecer, al Doctor José Carlos Margüello.
             Ante la “alarma social” suscitada, Bengoa anuncia en una rueda de prensa la apertura de un expediente informativo interno para aclarar la situación. El expediente se filtra, aun siendo todavía un borrador, a El Mundo y desencadena una serie de actuaciones en el seno del Gobierno: Informe de la Oficina de Control Económico, Informe de la Comisión Jurídica Asesora, remisión al Tribunal Vasco de Cuentas Públicas, etc. que,  basados todos en el informe inicial del Departamento de Sanidad, llegan a parecidas conclusiones que son siempre publicadas principalmente en El Mundo y, en menor medida, en El País.
           Todos esos documentos carecen del trámite de audiencia a los afectados, que a su vez, producen una indefensión, como recoge el informe del Ararteko. Tras más de un año de informes y filtraciones que acusaban de irregularidades, se acaba creando una Comisión de Investigación en el Parlamento Vasco, con comparecencias, teóricamente secretas, que prolongan, al menos durante otro año más, las acusaciones vertidas. ¿Pero cuál es la realidad qué se esconde tras todas estas imputaciones de prevaricación, irregularidades y quebranto económico?
           Pues bien, hay una realidad tan escondida como incuestionable. Primero, el auto nº 90252/12 (30 de marzo de 2012) de la Audiencia Provincial de Bizkaia sentó que nunca hubo prevaricación. Segundo, las sentencias 5/2013 (11 de enero de 2013) y 17/2013 (18 de enero de 2013) de la sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco dictaminan que las subidas de tarifas que se calificaron como irregulares por el Departamento de Sanidad dirigido por Bengoa se ajustaban a la legalidad y estaban justificadas. El supuesto “quebranto económico” atribuido a estas subidas queda, por tanto, también desmentido.
           Tercero, el edicto de la Fiscalía del Tribunal de Cuentas del Estado, nº A223/11, de fecha 18 de abril de 2012, al que el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas remitió el informe elaborado ad hoc a solicitud de la Comisión de Investigación del Parlamento Vasco, determina que no hay responsabilidad contable en ninguno de los aspectos sometidos a su consideración.
           Y cuarto, de momento, la anulación de la autorización concedida en su día a Gestión de Servicios Sanitarios XXI, de fecha 16 de marzo de 2010 por parte del Departamento de Sanidad de Bengoa ha sido, valga la redundancia, anulada. Es decir, la autorización estaba bien concedida y el concierto sanitario con aquella empresa fue, por tanto, incorrectamente anulado.
        En definitiva, todas estas sentencias contradicen contundentemente las principales conclusiones del Dictamen que aprobó el Parlamento Vasco, a propuesta de la Comisión de Investigación.

Conspiración y operación política

            Entonces ¿qué es lo que ha sucedido con el “Caso Margüello”?
Jose Ramón Elorriaga, por aquel entonces Director Territorial de Sanidad de Bizkaia, fue uno de los protagonistas. Tuvo que someterse a un procedimiento judicial, primero en el Juzgado de lo Penal nº 7, y después en la Audiencia Provincial de Bizkaia, al ser acusado de prevaricación por la concesión de una autorización de funcionamiento a la empresa Gestión de Servicios Sanitarios XXI. Según confesó: “Me vi abrumado por filtraciones de informes, teóricamente imparciales, que me acusaban de una irregularidad por la que ninguna de esas instancias -ni Departamento de Sanidad, ni Tribunal Vasco de Cuentas, ni Comisión Jurídica Asesora- me preguntaron nunca nada, y eso que me dirigí a todos ellos pidiendo que me escucharan”. 
        Sin embargo, Mikel Segovia, actual redactor de El Mundo de El País Vasco y, por aquel entonces, periodista que destapó el tema, afirma que sí intentaron contactar con ellos, pero que los acusados “en principio se negaron a hablar”. Elorriaga lo niega tajantemente: “Nunca se pusieron en contacto conmigo en aquella época. A mi sólo me llamó una periodista de El País mucho tiempo después, cuando comparecí en la Comisión de Investigación del Parlamento y el daño ya estaba hecho”. Entonces, ¿Pudieron o no expresarse en la prensa?
      Y esa no es la única pregunta que suscita el Caso. Una duda que todavía no ha sido resuelta es: ¿Hubo una operación política detrás de todo esto? Gabriel Inclán, Ex Consejero de Sanidad y actual médico del hospital de Cruces (Barakaldo), piensa que sí. “Desde mi punto de vista, al principio creyeron que había materia y quisieron utilizarla para atacar al Gobierno del PNV. Pronto se dieron cuenta de que aquello era mentira, pero ya fue demasiado tarde para recular, lamentablemente”. Es cierto que él y Margüello se conocían, e Inclán acabó involucrado precisamente por eso. Se decía que “tenían una relación de amistad”, e Inclán no negó en ningún momento que así fuera: “nunca he negado que me unía un lazo de amistad con el Doctor Margüello, pero eso nunca influyó en mi imparcialidad”. Así, aprovechó para explicar que los contratos con la empresa que decían que era del señor Margüello comenzaron en 1996; “mucho antes de ser yo Consejero de Sanidad” (2000), aclaró.
El Ex Director de Contratación del Departamento de Sanidad, Josu Garay, vivió el desarrollo de la Comisión de Investigación desde dentro porque estaba trabajando en el Parlamento en aquel momento, por ello, cuando le preguntamos por su opinión sobre la imparcialidad de la Comisión de Investigación, nos dijo: “Mi respeto por la institución parlamentaria me impide expresarme con toda la crudeza. Sólo diré que hubo grupos políticos que manifiestamente no quisieron averiguar la verdad, sino “armar” su teoría de la conspiración”.

Chivo expiatorio

        ¿Y qué tiene que decir José Carlos Margüello de todo esto? El entonces jefe de sección de la Unidad de Calidad del Hospital de Cruces (no director, como repetidamente se publicó), cree que “ha habido más de un chivo expiatorio”. Dice: “vistas las resoluciones judiciales habidas hasta ahora, todas a favor de lo que hicimos, creo que chivos expiatorios fuimos todos. Lo malo es que creo que nadie va a pagar por este montaje”. Y aparte, no entiende por qué pusieron su nombre al caso, cuando, según él, se trataba de un “caso político” y él “nunca ha sido político”.
        Mikel Segovia, él afirma rotundamente que no hay sentencias que declaren que las tarifas autorizadas a las empresas sanitarias implicadas fueran legales. Sin embargo, Garay dice que sí estaba justificado el incremento de las tarifas: “No es que lo diga yo, es que precisamente estas últimas semanas se han dictado ya, al menos, dos sentencias del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, sin posibilidad de recurso, que avalan aquellas subidas y que incluso reprochan al Departamento de Sanidad dirigido por Bengoa el haber obstaculizado la aplicación de las clausulas legales de un contrato”.
       Pero lo que aquí se analiza no es si hubo quebranto económico, prevaricación o irregularidades, sino más bien ¿Qué cobertura informativa hay ahora que esas sentencias, efectivamente, existen? ¿Se les ha dado la misma importancia que a las acusaciones vertidas en esos años del 2009 al 2011? Jon Lezertua, ex jefe de prensa del Departamento de Sanidad y periodista durante 15 años, dice que no ha visto nunca una campaña “orquestada tan claramente a favor de unas teorías que convenían al Gobierno de turno como la que se dio en este caso”.
            Según Lezertua, la actuación de aquellos medios fue “básicamente, no profesional”. Afirmó que no contrastaron las fuentes, dieron absoluto pábulo a las acusaciones e ignoraron los argumentos de los que se querían defender. Para él, esto le ha hecho llevarse una “gran decepción con la profesión”, porque: “Ahora que la verdad ha salido en los juzgados (en la Audiencia Provincial, en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y en la Fiscalía del Tribunal de Cuentas del Estado), nadie ha tenido un mínimo interés en reflejar que lo que se acusó era mentira.”
          Mikel Segovia, sin embargo, tiene una opinión bien distinta. Él cree que sí aspiró a la objetividad “perfectamente”, aunque todos los afectados niegan que se dirigieran a ellos ni una sola vez, y que ni los informes del Ararteko, ni las sentencias definitivas hayan tenido, hasta el momento, reflejo alguno en su periódico. No mostró curiosidad ni se las pidió cuando esta reportera le confirmó que tenía delante las sentencias que él decía no conocer, sino que colgó abruptamente el teléfono.
           
Nadie ha pedido disculpas  

            Después de todo lo acontecido, hay que preguntarse ¿qué ha ocurrido con los acusados? Apenas se han visto noticias que informen sobre estas sentencias. Por aquel entonces se hizo mucho hincapié en lo que, supuestamente, hacían “mal”, pero ahora que se ha demostrado que los hechos no fueron tales, se respira una cierta indiferencia sobre ello. Cierto es que una publicación (Deia 20 febrero de 2013) ha dicho:  Lo del Caso Margüellodesde el primer minuto se parecía bastante a un ajuste de cuentas personal (en el que, por cierto, se utilizaron medios y recursos públicos). El sobreseimiento de la causa contra José Ramón Elorriaga fue la mejor demostración”. Pero sólo ha sido en un artículo de opinión del señor Koldo Anasagasti.
                                     

        Elorriaga, uno de los principales acusados, después de no haber sido juzgado ¿Le ha compensado haber sido declarado inocente? Él cree que nada compensa los dos años que pasó siendo “vapuleado injustamente” y la angustia de no entender por qué le sucedía aquello. Y al hilo de lo de antes, declaró: “Me siento dolido, estafado y denigrado. Siento que todo el mundo se acuerda de las acusaciones y muy pocos de que no es que me absolvieran, es que ni siquiera llegaron a juicio porque los Tribunales consideraron que no tenían sentido”.
            Por otro lado, se podría pensar que la reputación de Margüello quedó totalmente manchada por estas acusaciones, y él así lo cree cuando dijo que, sin duda, su imagen se ha visto, literalmente, machacada. Pero no todo son malas noticias. El ex jefe de la Unidad de Calidad del Hospital de Cruces dijo:  “Afortunadamente, tengo una larga trayectoria en el sector sanitario y mantengo muchas y muy buenas relaciones con casi todas las personas que son alguien en el sector salud”.

            En definitiva, las resoluciones judiciales finales no han visto la luz en los medios informativos. Ninguna de las sentencias que se han mencionado se han publicado hasta el momento en los medios, y eso sólo implica una cosa: que los que conocieron el caso desde fuera, se han quedado con lo que los medios dijeron, es decir, acusaciones de irregularidades, de prevaricación, de quebranto económico y de “trama de corrupción”. Aunque esas malas noticias tuvieron su profuso reflejo en los medios desde el principio, seguramente habrá que esperar a que no quede ni el más mínimo resquicio ni recorrido judicial para que, en este caso y por contraposición, las buenas noticias acaben teniendo el reflejo que merecen, o como dice el Doctor Margüello, “Cuando el Juzgado de lo Penal nº 3 de Bizkaia termine sus Diligencias previas y cuando el previsible recurso de la Fiscalía se resuelva definitivamente en la Audiencia Provincial. Es decir, cuando el Caso ya no le interese a nadie. Tendremos que aprender a vivir con eso”.





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