El grado de participación de la mujer en el deporte es un reflejo del nivel de desarrollo de una sociedad
Las mujeres han sido tradicionalmente menos reconocidas en el ámbito deportivo, pero algo está cambiando
Las mujeres han sido tradicionalmente menos reconocidas en el ámbito deportivo, pero algo está cambiando
Karate, lucha de sumo, boxeo, rugby, fútbol, motocross... estos son algunos de los deportes que se consideran “de hombres” según la página hombresconestilo.com. En general, el hecho de ver a una mujer participar en ellos resulta extraño para parte de la sociedad, como indica un estudio de la Universidad de Sevilla. Sin embargo la medallista de oro en las Olimpiadas juveniles celebradas en 1995 en Londres y subcampeona del mundo universitario en Yugoslavia 2002, Yahaira Aguirre, opina que el judo, “es un deporte con muchos valores y muy recomendable para los niños y niñas en cuestión de psicomotricidad, por lo que no creo que se piense que se trata de un "deporte varonil", aunque hay gente para todo”.
Yahaira Aguirre comenzó a practicar el judo a los cuatro años y desde entonces no ha parado. Ha participado en 16 campeonatos de España en todas las categorías: Infantil, cadete, junior y absoluta. El Correo recopila varios de sus logros: consiguió la medalla de oro en las Olimpiadas juveniles celebradas en 1995 en Londres, además de la de plata en la Universidad en Bangkok (Tailandia) en 2007; es Subcampeona del mundo universitario en Yugoslavia 2002 y ha ganado varias medallas en pruebas de la Copa del Mundo. Otro galardón que guarda en su vitrina es el de mejor deportista absoluta de la localidad de Getxo en Enero de 2007. Con conocimiento de camisa, Aguirre considera que tanto en el judo “de afición” como en el de alta competición hay más hombres que mujeres, pero no cree que sea por los estereotipos, sino más bien por el hecho de que ellos practican más deporte que ellas.
La pregunta es por qué según la página Salud Digital. España, el ámbito deportivo es un espacio creado para los hombres y la mujer tiene que demostrar con más exigencia su capacidad. La Web explica que el músculo y la fuerza, la composición corporal, la regulación de la temperatura corporal y la capacidad aeróbica de los hombres es mayor. Con lo cual, deducir que, por razones puramente físicas, a la mujer le cuesta más esfuerzo que al hombre alcanzar determinados niveles en determinados deportes. Pero aparte del hecho físico se le añade otro handicap de orden social.
Un artículo publicado en Comisión mujer y deporte, del COE muestra un informe del año 2008 que elabora el Ayuntamiento de Zamora cuando puso en marcha el programa “Mujer, deporte e Igualdad”, a través del cual trataba de promover la desaparición de actitudes sexistas y fomentar la convivencia y la percepción de igualdad entre hombres y mujeres en la práctica del deporte. La iniciativa tenía como principal objetivo colaborar en la lucha contra la discriminación hacia la mujer en la práctica deportiva. Decía que esta discriminación se percibía, por ejemplo, en el diferente apoyo que reciben las niñas y niños en el núcleo familiar a la hora de fomentar la práctica del deporte o en las diferentes coberturas que los medios de comunicación hacían de los eventos deportivos en función del sexo de quienes protagonizaban dichos eventos.
Orgullo y prejuicio
Para superar este inconveniente añadido, la Comisión mujer y deporte del COE propone fomentar la participación de las mujeres. Yahaira Aguirre es un ejemplo a seguir: da clases de Judo en dos sitios diferentes y dice “sí que hay más niños que niñas en ambos sitios, pero hace un par de años, en una de las clases, era todo lo contrario, aunque las chicas fueron creciendo y dejando la clase por diferentes razones”. Con estas afirmaciones de Aguirre, surge otra pregunta ¿su menor participación es debida a la desidia o falta de interés o es algo más profundo que eso? Itziar Fernández Mendizabal, ex Secretaria General de Emakunde (Instituto vasco de la mujer) dice que las mujeres han experimentado un acceso al ámbito deportivo tardío y dificultoso debido a que han tenido que superar barreras creadas por estereotipos sociales y culturales y que han tenido que luchar contra ideas del tipo: la mujer es inferior a los hombres en las actividades deportivas porque posee menor capacidad física, no muestra gran interés hacia la práctica deportiva, existen algunos deportes apropiados para ellas y otros no.
Volviendo a Aguirre, sus opiniones hacen pensar que esos estereotipos se han superado en la actualidad, puesto que reconoce que: “En ningún momento me he sentido atacada directamente por comentarios relacionados con este tema aunque sí he escuchado decir que el judo femenino ni es judo ni es femenino”. Y luego añadió: “cada uno sabrá qué tipo de judo le gusta más. Hay chicas que hacen un judo espectacular y más técnico que muchos judokas chicos, que parece que están haciendo lucha en lugar de judo”. En realidad, no han desaparecido del todo los estereotipos, pero si se han reducido los prejuicios es porque la mujer ha trabajado sus logros para ganar la admiración de quienes no creían en ellas, o eso afirma el ensayo “Historia de la mujer en el deporte” de COE.
El ensayo también cuenta cómo, si nos remontamos a hace tres mil años, en la ciudad de Olimpia, vemos que durante mucho tiempo el deporte ha sido un terreno completamente vetado a la mujer. Ya entonces, se excluía la participación de ellas.
Práctica de deporte de hombres y mujeres
A partir de estos datos, se puede observar cómo, en realidad, a las mujeres se les da menos importancia en el ámbito deportivo porque realmente existen prejuicios atávicos por el hecho de poseer una menor capacidad física para realizar determinados ejercicios. Itziar Fernández Mendizabal cree que es una especie de cadena, un círculo vicioso: A la mujer, desde el principio, le estuvo prohibido participar en el deporte, que en principio era una actividad exclusiva de los hombres. A partir de ahí, la subida hacia el reconocimiento ha sido (y sigue siendo) difícil y complicada porque los culturales son los prejuicios más difíciles de superar. Sin embargo, ahí sigue la mujer, luchando todavía por ganarse el respeto de los que no creen en ellas. Y podemos citar unos cuantos ejemplos, como Gisela Dulko, Leire Olaberria, Jéssica Augusto, Mia Hamm, Edurne Pasabán y, por supuesto, Yahaira Aguirre.
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